En Urb. Las Quintanas
Un fuerte olor nauseabundo que emanaba por la puerta y ventana de una cochera, convertida en una habitación temporal, ubicada en la calle Cavero y Muñoz 717, en la urbanización Las Quintanas, permitió a una agente de Seguridad Ciudadana de Trujillo descubrir en el interior del inmueble el cadáver en avanzado estado de descomposición de un hombre, cuyas causas de su deceso son investigadas por las autoridades policiales.
En un informe alcanzado a César Campaña Aleman y Miguel Pardo Navarro, gerente y subgerente, respectivamente, de Seguridad Ciudadana de la Municipalidad Provincial de Trujillo, la agente edil narra que cuando hacía su servicio por el lugar percibió un intenso olor nauseabundo que tenía su origen en el interior del inmueble.
En la misiva agrega que al tocar insistentemente la puerta de la cochera-habitación, no obtuvo respuesta, por lo que indagó con los vecinos para conocer la identidad del inquilino. Uno de ellos, Luis de la Cuba Flores, que aseguró ser hermano del propietario del inmueble, se ofreció a abrir la puerta pero no pudo porque esta estaba asegurada por dentro.
Luego, añade que el vecino y otros agentes ediles, que habían sido alertados a través de la central de emergencia de la Gerencia de Seguridad Ciudadana de Trujillo, subieron al techo logrando ingresar a la habitación tras levantar una de las calaminas, encontrando el cuerpo sin vida del hombre, con muestras de un avanzado estado de descomposición, lo que hacía suponer que tenía varios días de fallecido.
El cuerpo casi desnudo del hombre estaba en el piso, junto a una cama; descansaba sobre sus rodillas, tórax y rostro. Tenía puesto solo trusa y zapatos; la cabeza y hombros mostraban diversos colores, entre negro y morado.
Minutos después, avisados por la central de emergencia de Seguridad Ciudadana de Trujillo, llegaron efectivos de la Policía Nacional para hacerse cargo de las investigaciones correspondientes. Recién allí se supo que el hombre respondía al nombre de Jorge Veintemilla Guerra, de 48 años de edad, al parecer sin oficio conocido.
Según los vecinos, vivía solo, consumía licor y sustancias tóxicas. Tenía como mascota a un perro al que castigaba frecuentemente, pero el can, fiel a su naturaleza, durante los últimos días no se despegaba de la puerta de la cochera, presintiendo quizá lo que había sucedido en su interior.
Por disposición del fiscal de turno, el cadáver fue trasladado a la morgue del Ministerio Público y la Policía Nacional quedó a cargo de las investigaciones que ayuden a determinar las causas del deceso.
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